El siguiente post tratará ejemplos que tienen lugar hasta el 5×02 de Juego de Tronos, The Good Wife (hasta la última emisión), Roma (hasta el final de la serie) y OJO Lost (hasta la tercera temporada). La cultura tiene un precio: avisados estáis.
Una de las bases de un sistema político, el que sea, es hacer la sociedad algo vivible. Que no se mate la gente de manera contínua y que, más o menos, los más débiles no estén absolutamente desprotegidos, son las necesidades más básicas para la supervivencia no sólo de la sociedad, sino de la propia especie. Como hemos dicho anteriormente, la gracia está en que quien garantiza que el sistema siga el “orden establecido”, esto es, el poderoso, suele disponer del recurso de la fuerza directa o indirectamente. Por ejemplo, en una dictadura militar, el poder recae en el ejército, que tiene esa capacidad directa usar la fuerza. En otros casos, puede que no tengas físicamente la fuerza, pero dispones de ella (por ejemplo, la monarquía Saudi), bien porque te reconocen como su jefe, bien porque en el fondo saben que te necesitan. Sin embargo, uno no se puede asentar exclusivamente en la fuerza: matar o amenzar constantemente a toda una sociedad es algo costoso y agotador (aunque no imposible), pero necesitas al menos que una parte de la población y de sus instituciones le reconozca como jefe, la sombra de la que hablaba Varys. Esta es la autoridad.
La potestad. La Khalessi sin sus dragones.
Cuando alguien tiene la fuerza, tiene la fuerza. Es un hecho relativamente objetivo y claro: tienes más soldados, la policía te obedece y puedes liquidar a los que están en tu contra. Esto hace bastante posible que la gente te obedezca: es decir, tienes el poder. Con esto consigues básicamente hacer lo que te dé la gana y que los otros también lo hagan. Si eres lo bastante enérgico y tienes los suficientes recursos (bueno, y tienes los escrúpulos así así) puedes ejercer el poder durante mucho tiempo. Como decía el patrón de este blog y de los consultores, Nicolás Maquiavelo, es mejor que te teman a que te amen…. a fin de cuentas, el miedo es un incentivo bastante más motivador que el cariño (al menos en comportamientos masivos). Esta situación se llama potestad.
La potestad viene del latín potestas y viene a significar, fuerza (como potente). Es la capacidad de imponer por la fuerza su voluntad sobre otros. Curiosamente, la Policía, que por definición es una potestad, se reclama como
autoridad (porque se refiere a su legitimidad y no a sus recursos) para reclamar la obediencia.Es decir que tiene capacidad de hacer algo. Esto no significa que todos tengamos constantemente que ejercer la fuerza para mandar, basta con que los demás sepan que la tengo y que no dudaré en usarla para que me obedezcan. El caso es que, en términos económicos y humanos esto no deja de ser caro… y si somos honestos podemos pensar que el número de intentos de acabar con un gobierno o poder de estas caracterísiticas hace que, por pura estadística alguna salga bien.
Como decía Talleyrand:
Con las bayonetas pueden hacerse muchas cosas, menos sentarse en ellas
Todo gobierno asentado exclusivamente basado en la potestad depende de sus fuerzas y de la capacidad de disuadir cualquier intento de derrocarle. Por ejemplo, en la serie Roma podemos ver cómo se acusa a Julio César de ser un tirano que plantea volver a una monarquía apoyándose en sus legiones. Fuera cierto o no, estos argumentos dieron fuerzas a sus enemigos para hacer una conspiración que le costó su vida.
Danaerys Targareien en la actualidad está asentada den Mereen apoyada por dos ejércitos de mercenarios, los inmaculados y los Segundos Hijos, lo que hace que pueda controlar a la población. Con todo eso, hasta la fecha ha apoyado su poder, además, en los esclavos liberados (mayoría social pero, muy posiblemente, incapaces de hacer prosperar a la sociedad). El problema es que esa situación le hace dependiente de ellos. Cuando en un momento dado, un antiguo esclavo y consejero desobedece sus órdenes y se toma la justicia por su mano, algo que, por otro lado, no puede permitir porque limita su autoridad de manera evidente: si asientas tu poder en la fuerza, y tu propia fuerza hace lo que le sale de los cojones las narices, es normal que la gente piense que a quien hay que pedirle las cosas es a los ex-esclavos y no a la Khalessi.
Basar el poder solo en la fuerza afecta a la aceptación que hacen las diferentes personas e instituciones de ella, por lo que para poder gobernar y mantener un poco de paz hace falta….
La autoridad, La Reina de los Dragones.
Un ejemplo claro (clarísimo, de hecho) de autoridad, es Ben Linus, de Lost. Cuando él necesita la operación de un tumor en su espalda y esta depende de Jack, éste pregunta que por qué no le obliga y el lider de “Los otros” responde:
No quiero que me operes, quiero que quieras operarme.
Ben sabe que podría obligar a Jack a operarle, pero que esto no le garantiza la salvación, lo único que puede hacer es esperar que el doctor de verdad quiera salvarle. Efectivamente, Ben lo logra por la más miserable extorsión (bueno, realmente lo hace Jack al exigir que liberen a Kate y Sawyer), pero realmente consigue salvarse.
En el momento que reconoces que alguien está en tu derecho para darte órdenes estás otorgándole autoridad. Ésta se debe a que reconoces que esta gente tiene una diferencia respecto a tí que les permite tomar decisiones que te afectan. Cualquiera podría decir que tener las armas te de esa legitimidad, pero no, o no del todo.
Volvamos al ejemplo de Roma: tras el asesinato de Julio César, su sobrino Octavio logró lo que su tío no pudo:
ser reconocido como emperador (practicamente un monarca “aprobado” por el Senado… aunque después de augusto no volvió a piar el Senado). Evidentemente, la base de su poder radicaba en que había ganado la guerra civil, había liquidado a los conspiradores contra su tío, y tenía el mejor ejército. Sin embargo, el primer Emperador Romano se esforzó enormemente en cambiar las instituciones romanas, la religión, el Senado y las leyes (aqui tenéis un extraordinario post de Historias de la Historia sobre cómo lo hizo). Cambió absolutamente todo para que el Senado le proclamara el Principe entre todos los Senadores (Primus Inter Pares), porque tenía Autoridad Epistemológica: sabía mejor que nadie lo que era lo bueno y lo malo para Roma. Evidentemente, esto no era cierto (bueno, quizá con Augusto sí) pero si vamos a su linaje vemos que esta auctoritas no era debía de iluminar mucho, para empezar, Tiberio se dedicó a la pedofilia, Caligula nombró cónsul a su caballo, Claudio no quedó muy mal para la historia, y Nerón no podemos saber ya cuáles de las barbaridades que se le achacan son ciertas o no.
El caso es que se montó todo un sistema de creencias e instituciones que se basaban en la infalibilidad del emperador que la sociedad aceptó. Tan bueno, que es el mismo que se usa hoy en la institución que comparte sede con el Imperio: el Vaticano.
La autoridad es lo que da legitimidad al poder para poder ejercerlo en unas condiciones de paz más o menos estables, pudiendo centrar la fuerza en grupos reducidos (disidentes) y directamente, excluidos sociales (delincuente). Lo realmente interesante es que, cuando el sistema social es más o menos estable, esa autoridad y legitimidad puede seguir sin problemas (mientras había dragones, cualquiera le tosía a un Targaryen), pero cuando el sistema cambia, hay que buscar un nuevo negociado. Así que, en Juego de Tronos tenemos;
- El derecho a botín: Robert Baratheon posiblemente fue uno de los peores reyes de la historia de poniente, aunque muy de la Europa medieval. Putero, borracho, le importaba una mierda el reino… pero había ganado la
guerra, y mantenía el equilibrio entre toda la nobleza. Ninguno podía quitarle de enmedio sin que hubiera mierda hasta los sobacos. El se legitimaba en el acto fundacional que había generado a las nuevas élites (Stark, Lannister y demás), y no era plan de complicarse la vida (salvo que seas Cersey).
- La religión: La religión es un muy buen sistema de legitimación. Que una voz iinvisible que sólo habla con algunos diga que te deben obedecer es de lo más cómodo que hay (de ahí su uso tan generalizado). Stannis se ha montado un buen chiringuito con una religión que dice que hay que obedecerle, en la que él es un servidor de Rh’llor y todo eso. El problema con este sistema es que, o bien puede aparecer otro que dice que dios (el mismo u otro) dice que ahueques el ala, o bien que todos los tipos a los que quieres mandar crean en el mismo dios. Stannis hace su trabajo eliminando a los que no de manera llamativa para “ganar simpatías”.
- La herencia: En un sistema monárquico como el de Poniente, la herencia es un factor importante. El linaje hace que seas el primero de la lista para heredar el puesto. No es por ser hijo, sino porque alguien hace mucho ganó una guerra, o tenía dragones, o traicionó a otro, o dios le eligió, o lo que sea. En todo caso, para quién te
crea (el Mester Illirio, por ejemplo), ser el hijo del rey es lo más, y, por lo tanto, aceptarán que seas el rey, seas idiota (Viserys) o absolutamente idiota ( Geoffrey)
- El liderazgo. El liderazgo es algo más parecido a la democracia: Mance Rayder, el rey más allá del muro ni tiene a Dios, ni es hijo de, ni había ganado ninguna guerra. Sin embargo conocía y respetaba a todos los salvajes y les convenció de que confiaran en él, porque tenía un plan (la razón) y porque iría a morir con ellos (el sacrificio). Así es el rey, y el obedecido de mejor grado por los suyos, aunque no parece que tenga mucho control sobre lo que hacen (los Thenitas, por ejemplo, son caníbales, y eso no creo que le guste mucho).
No tiene mucha fuerza, así que no le queda más que convencer, y eso es un plus de autoridad.
- Lo excepcional: Los dragones son algo excepcional. Si tienes dragones, los dragones ganan guerras, solo te obedecen a tí y nadie más los tienes…. básicamente podrás ser el rey o lo que te dé la gana. No sólo porque los dragones ganarían la guerra (que también), es porque nadie más tiene esos dragones… de una manera o de otra, eres elegido por el símbolo del poder. Evidentemente, la metáfora de que Denearys no pueda controlar o los dragones con el jaleo que tiene en Mereen, no es arbitraria: no sabe controlar la fuente de su poder y, por lo tanto, no puede controlar la situación. Una vez que no puedes controlar lo que te hace reina, no eres reina (como bien le advierte Daario Naaharis).
Todo ejercicio de poder utiliza en mayor o menor medida ambos elementos. Imaginad que hasta un tipo que no tiene ejército (el Papa) puede mandar tu alma al infierno directamente (y eso, para quien cree en esas cosas es un marrón enorme). Generalmente cuanto más tienes de una cosa, menos tienes de otra: cuana más autoridad tienes, menos potestad necesitas, y a la inversa, aunque no es un juego de suma cero. Por ejemplo, Augusto andaba bien de autoridad, pero también tenía un buen aparato armamentístico bien asentado: la gracia era tener que usarlo poco, aunque no dejar de usarlo del todo, fuera a ser que se olvidaran.