Poder y series

Política para seriéfilos

Comunitarismo y res pública: de Springfield a Desengaño 21

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Springfiled como ejemplo de Comunidad

Una alegre comunidad

Que el hombre es un animal político es una máxima comunmente aceptada. Más allá de entender que el hombre es de la “casta” su sentido es que la realización del individuo solo es posible a través de la existencia de entidades políticas. Hasta aquí todo es sencillo: desde que el primer hominido logró que un grupo de hominidos siguiera sus instrucciones no necesariamente por ser el más hábil aplastando la cabeza de otros (directamente), podemos hablar de instituciones políticas. Estas instituciones forman parte de la sociedad, están integradas en ella y, además, dan forma a la sociedad (a cañonazos, o resolviendo conflictos de manera más pacíficas), pero al final siempre acaba habiendo una relación entre poder y sociedad. La “casta” y la gente, burguesía y proletariado, nosotros y ellos… siendo dos elementos claramente distintos, la manera de explicar que hay un poder y una sociedad que le obedece. Una de las PREGUNTAS más importantes en la materia, a parte del motivo por el que se obedece (la autoridad) es si el poder es fruto de la sociedad, o si es la sociedad la que deriva del poder. Parece una tontería, pero no lo es.

El huevo y la gallina.

Casi que cualquiera que viva en una sociedad moderna occidental dirá que la pregunta es una tontería porque, en democracia, teóricamente, el poder emana del pueblo… Y esto es así en parte, pero en parte no.

Volvamos a los tiempos del primer “jefe”. ¿Era jefe porque todos los del grupo le obedecían? ¿O todos los del grupo le obedecían porque era el jefe? Esto, que parece entre una tontá y el juego del huevo y la gallina tiene sus implicaciones en el funcionamiento de la sociedad hoy en día.

El señor que primero habló del Estado como ingenio políticio se llama Bodin (Bodino por estos lares) que escribió Los Seis Libros de la República. Bodino, que era Francés y que estaba un poco hasta los cojones las narices de guerras de religión, igual que Hobbes, pensó que en realidad el Poder debe provenir de la comunidad constituida por los hombres creados por Dios. (Es curioso que los principales teóricos del Estado sean personas más bien hartas de las guerras de religión).

El caso es que Bodino (me lo estudié así, y así me gusta llamarlo), consideraba que la comunidad, constituida de familias y de individuos (que es lo realmente creado por Dios), y que, por lo tanto, era ella la que decidía quién debía regir su destino. Hasta aquí podría decir cualquier lector

.”Esto es lo mismo que en cualquier modelo democrático”

NEIN

 

Comunitarismo y el individuo.

Si consideramos que es el individuo el que tiene la base del poder y de la libertad pasan dos cosas importantes: el que ejerce el poder debe responder ante el pueblo, que es el legitimado, pero, sobre todo, lo que le ocurra a la comunidad es resultado de la participación de los individuos. Esto si que es un factor más que importante.

Desde este punto de vista podemos entender que todo lo que ocurre en lo que podemos llamar la sociedad (y cuando digo todo me refiero desde el funcionamiento del colegio a la defensa nacional) es fruto de la actividad de los individuos: para bien y para mal. Si usted tiene un mal sistema educativo, o si carece de medios sanitarios, o si sus gobernantes son unos inútiles o unos corruptos, no es solo culpa de ellos, sino de la comunidad que no está tomando las decisiones correctas. De hecho,  en esta manera de entender el mundo no participar significa aceptar lo que dice el resto de la comunidad pero, a la vez, ser responsable de lo que haga esta.

Si pensamos en las series americanas podemos oir “es una persona muy importante en la comunidad”. Igualmente, en lugar de servicios sociales o de utilidad social, hay servicios comunitarios… Todo lo que ocurre se deriva de la acción (u omisión de los individuos de esa comunidad y, por lo tanto, son responsables de lo que pase en ella). Esto lo podemos ver en series como, por ejemplo La Doctora Queen, La Casa de La Pradera (Series que recogen el mito fundador comunitario americano), o de manera más moderna, en Los Simpson. Pensemos que la familia amarilla es muy activa en su comunidad, vota y se presenta a la elección para puestos que ni nos imaginamos (recogida de basuras), vemos referenda de lo más curioso (toque de queda para las familias con niños) y el mayor cretino de la serie (Homer, entrañable, pero cretino) es una persona absolutamente ajena a la comunidad.

El individuo y la sociedad.

Aqui no hay quien viva: la comunidad mal vista

La alegría de la participación en la comunidad

En el modelo europeo (especialmente en los países de cultura católica) tenemos otra idea: la sociedad. Pongamos que Bodin y sus calvinistas (no en vano Suiza es muy parecida en su sentimiento comunitario a EEUU), podrían decir que la soberanía venía del pueblo, pero en donde mandaba el Papa y el Rey, el poder venía del señor que controlaba a los de la espada… que encima estaba elegido por Dios.

Puede parecer una idiotez, pero esto configura un modelo político en el que la concepción del individuo es que él (o ella) está por un lado y la sociedad, la autoridad, el poder, o lo que sea, está en el otro. Digamos que, mientras que a un comunitarista el poder le parece lo que cede a otros por el beneficio común, para un buen católico (o similar), el Estado es algo con lo que coincides en el espacio (y en el tiempo) y que, bueno, puedes influir en él, pero va un poco a su bola.

Dicho de otro modo, yo soy yo, el poder es el poder, vamos a no tocarnos las narices y que cada uno haga lo suyo. Desde este punto de vista, usted forma parte de un colectivo político que es independiente a su voluntad (y por eso no puede pedir que se disuelva o que cambie de forma, no sé si por Cataluña entenderán un poco por donde voy), en el que, como mucho, puede llegar a mandar, pero no cambiarlo.

Esta metáfora la podemos ver en otra serie satírica. Aqui no hay quien viva retrata un colectivo de individuos que, por el mero hecho de convivir en un mismo edificio estan obligados a aportar su actividad a un órgano (la comunidad) que es un infierno. En este caso, las desgracias no vienen de las decisiones de los individuos, sino de que  la propia comunidad de propietarios obliga a las personas a participar en algo que les es ajeno. Si lo pensamos, el cretino en Desengaño 21 no es precisamente el que no participa, sino el que está interesado en participar (y tener el poder, pero sobre todo el que no ve la comunidad como una carga invivible).

No es que nadie vaya pensando este tipo de cosas por ahí, simplemente, están en nuestro imaginario colectivo, nuestros valores y los modelos sobre los que nos regimos. El modo en el que entendemos el papel del individuo en la política es el que define su grado de implicación en lo que es común, también conocido como Res Pública. Mientras que alguien con ideas comunitaristas considera lo público su responsabilidad, los “societaristas” consideran que es algo que está ahí en lo que puede participar, pero que no va con él. Por ese motivo, un americano puede darle la brasa a su congresista y este le tiene que responder, vota al consejo escolar, o puede denunciar el matrimonio homosexual sin que como persona le vaya ni le venga

. Todo esto, eso sí, explica grandes diferencias no sólo en las instituciones políticas, sino en la manera de comportarse  en sociedad (un profesor americano que tuve se sorprendía de ver en España trabajadores que no respetaban las medidas de seguridad y que no fueran reprendidos por la gente) y, la mejor manera de entenderlo es el humor.

 

 

 

Autor: craselrau

doctor en ciencias políticas, friki, cocinillas y bloguero. Analista web y colaborador en todoseries.