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Poster de Star Wars Last Jedi
Poster de Star Wars Last Jedi

Last Jedi: la fuerza, marx la dialectica hegeliana

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Poster de Star Wars Last Jedi

La dialéctica Hegeliana sencilla y divertida. Fuente.

Vamos a cerrar el año con un artículo sobre Star Wars y filosofía alemana. Voy a explicar por qué, guste más o guste menos Last Jedi, la mera existencia de la nueva trilogía nos llevaba al punto en el que nos encontramos ahora. Como bien se dice en varios pasajes de la película, es necesario superar determinados referentes (padres, maestros, sagas) para encontrar un propio camino. Así que, si no te dan miedo los spoilers, si has visto la película, si te da igual… puedes leer el artículo sin problema. Prometo que, a parte de explicar Last Jedi, al terminarlo sabrás un poco más de los conceptos políticos que marcaron los siglos XIX y XX y en parte de lo que llevamos del XXI.

Artículo con SPOILERS y conceptos metafísicos. Aquí premiamos el valor.

La dialéctica Hegeliana y las mitologías antiguas y modernas.

Incluso siendo francófilo (como es mi caso) si eres politólogo es muy dificil sentir una importante admiración por la filosofía alemana desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Figuras que parten de Kant (ídolo), pasan por Hegel (trascendente), Nietzsche (chillón), Marx (relevante), Weber (yo quiero ser como el) o Habermas (que te volará los sesos), han tenido una enorme influencia en la política y la sociedad moderna.

El caso de Hegel su principal aporte ha sido la dialéctica Hegeliana. Para este (no ameno, pero si interesante filósofo), la historia se mueve por una constante colisión de fuerzas:

  • La tesis: que es un orden establecido y consolidado.
  • La antítesis: que es la confrontación a la tesis. No  es necesariamente su enemiga, sino aspectos que generan una tensión que obligan a replantear el orden actual.
  • La síntesis: La confrontación entre ambas fuerzas generan un nuevo orden que integra amabas expectativas, dando lugar a un equilibrio y a una nueva tesis. A partir de ahí, vuelta a empezar.

Esto a muy grandes rasgos es la base de esta dialéctica que hoy en día parece natural y obvia pero, en su momento rompió siglos de filosofía y pensamiento occidental. El caso es que Hegel consideraba (o creemos que consideraba, porque esto dió que hablar) que estas fuerzas se mueven trascendiendo las aspiraciones humanas. Es decir, el peso y la dinámica que siguen es tan grande que no es posible influir en la dialéctica histórica de manera consciente y voluntaria (lo siento por los fans de La fundación). Así que podríamos decir que para Hegel (que es alemán y, por lo tanto, protestante), quien maneja esta dialéctica es la Providencia.

Como decía, esto dio que hablar, porque al morir Hegel sus discípulos se liaron a palos sobre la influencia o no de la Providencia en esto. Es decir, los filósofos que como Hegel creían en el tema de un Dios que guiaba la historia fueron denominado derecha Hegeliana mientras que los que dijeron que la idea de la dialéctica estaba muy bien, pero que el tema “Dios” sobraba y era un poco “chapuza” recibieron el nombre de Izquierda Hegeliana.  Quedemonos con este concepto, que volvemos luego a él.

La dialéctica Hegeliana y las sagas.

Podemos ver claramente la importancia de la dialéctica hegeliana en la cultura occidental en los detalles más nímios. Si vamos, en lo que nos interesa por aquí, al mundo un poco geek dicho modelo mueve todas las sagas o casi. Empezando por El Señor de los Anillos, pasando por Matrix o, incluso Canción de Hielo y Fuego (Juego de Tronos), se cimentan sobre este elemento. Un mal absoluto confrontado contra el bien, de manera casi eterna hasta que se rompe esta dinámica. En El Señor de Los Anillos es la Edad de los Hombres, en Matrix el acuerdo final de Neo con las máquinas, y en Canción de Hielo y Fuego me temo que acabaremos con pocos dragones, caminantes y casas reales.

Star Wars lleva este enfoque a gala. Tenemos una tesis (el Imperio) con una Antítesis (la Alianza)  y una supuesta síntesis al final del Episodio VI (El Retorno de Jedi) con el fin del Imperio. Este esquema se afianza de manera enorme con las precuelas de George Lucas donde directamente en el Episodio I indican que Anakin “Traerá el equilibrio a la Fuerza“. No porque Anakin sea más o menos bueno, o que Obi Wan sea mejor o peor maestro: hay una profecía en la que básicamente suponemos que la fuerza va a buscar el equilibrio tras la alternancia Jedi-Sith entre las dos trilogías.

Podríamos decir que George Lucas es Derecha Hegeliana de la buena. De hecho, esto supera la saga Star Wars, y si revisamos Indiana Jones en Busca del Arca Perdida veremos como el papel del Doctor Jones es irrelevante para el desarrollo de la película.

El fin de la Historia, o no.

El final del episodio VI dejaba la cosa más o menos clara. Bueno, si eres un poco geek, piensas que reconstruir la paz de una galaxia tras cargarse un imperio debe ser bastante complicado, pero puedes vivir con ello. A los que les inquietaba mucho, siempre podían recurrir al universo Expandido, que cuando nación la nueva trilogía se convirtió en papel mojado saliendo del canon.

Así que cuando se planteó la nueva trilogía había dudas de por donde podía tirar la cosa. Y la cosa tiró siguiendo el esquema de trilogías anteriores (siendo para muchos un reshoot del Episodio IV, cosa con la que no estoy de acuerdo, pero que no es el tema).  De nuevo tenemos el esquema tesis, antítesis que nos debería llevar a una síntensis en la que la fuerza a través de Rey y de Luke debería guiarnos al equilibrio.

¿Cuál es la cuestión? Que si quieres hacer dos películas más, este esquema te obliga a repetir el que ya hemos visto en otras dos trilogías. Por otro lado el final del episodio VI ya dejaba las cosas bastante cerradas en este esquema dialéctico. Podríamos decir que la muerte del Emperador y Darth Vader son, como diría el inefable Francis Fukuyama, el fin de la historia. Sin Sith y con un Jedi que parece que va un poco a la suya (ese atuendo negro de Luke apunta a que no se reivindica mucho como Jedi puro) parece que hay equilibrio.

Y en estas llegó Marx.

Si recordamos el concepto de la izquierda Hegeliana, hablamos de quienes pensaban que el esquema era bueno pero que no era cosa de Dios. Pues bien, en este grupo había un filósofo en su momento joven llamado Karl Marx que era de esta escuela. Lo que pasa es que el padre del socialismo sustituye la Providencia por la propiedad de los bienes y medios de producción. Es decir, lo que mueve la historia es la lucha por hacerse con ellos. De ahí el concepto de la economía como motor de la historia. Esto, en principio puede parecer una cuestión filosófica más o menos importantes. Pero sus implicaciones son claves. Si el motor de la historia es humano, son los humanos los que pueden acelerar, frenar o dirigirlo hacia un punto y otro.

Esto tiene una importancia básica para la historia política mundial y, aún más importante, para The Last Jedi. En el caso de la política mundial, el pensamiento de Marx significa que la gente puede organizarse para acelerar esos movimientos, dando lugar a los movimientos obreros, socialismo, comunismo y revolución. Es por eso que propone que haya organizaciones obreras que aceleren este cambio histórico hacia la única síntesis posible (la eliminación de la propiedad de los bienes y medios de producción). De hecho, esta filosofía influye en la política general haciendo ver que es la acción de los movimientos políticos (de izquierdas o derechas) la que hace que la historia se mueva, y no al revés.

En Last Jedi, Luke pasa a una filosofía marxiana (no necesariamente marxista, porque no sabemos qué opina de la propiedad) al decir que la revolución, la resistencia y la libertad no es patrimonio de los Jedi ni de la fuerza. De hecho, aunque parece que Mark Hamill no está contento con esta evolución de Luke hay que reconocer que le ha dado la oportunidad de tener un personaje con conflicto. El Luke de la trilogía original no tiene conflicto, sufre, pelea y poco más (de hecho, el personaje es Darth Vader, que es el que tiene que decidirse entre el emperador o su hijo, pero ahora que sabemos que era la fuerza, es menos interesante).

El Luke de Last Jedi toma decisiones que tienen implicaciones sin ser llevado y traído por los designios de la fuerza. Curiosamente Kylo Ren toma un camino similar, lo que le potencia también como personaje (y le hace ascender)

La Resistencia como vanguardia del proletariado.

Así que Luke Skywalker hace lo único que puede hacer desde su óptica, que es permitir que la resistencia escape y convertirse en un símbolo.  La visión de Luke (y de Rian Johnson) es que el fin del primer orden y la paz de la Galaxia no puede depender de los Jedi, sino de la gente de la galaxia en sí misma. En este sentido, la célebre fras de “nosotros seremos la chispa que prenda la llama que acabará con la Primera Orden”, podría haberla firmado Lenin tranquilamente. La función de la resistencia no es acabar por sí misma con la Primera Orden, sino llevar a toda la gente de la Galaxia a acabar con ella. Para ello era necesario que siguieran vivos y que tuvieran un símbolo. Mucho má que tener un Jedi que pueda acabar con Snoke para que surja una nueva amenaza.

Realmente creo que esta apuesta de Johnson y Lucasfilm (y por lo tanto Disney) es valiente y necesaria. Es decir, podríamos vivir de nuevo el esquema de la trilogía original (y hasta cierto punto de la precuela), y como fan que soy lo disfrutaría.En este sentido, entiendo el enfado de mucho fan satisfecho con lo que hay hasta ahora.

Sin embargo, creo que esta película con todos sus defectos (especialmente el humor no siempre acertado y algunas imágenes un poco difíciles de digerir con seriedad), converte Star Wars en una saga en la que los personajes y sus decisiones están por encima de la épica. O mejor dicho, hace que la épica sea algo de los personajes y sus decisiones, y no del destino. No creo que sea tanta improvisación, dado que las diferencias de tono del  criticadísimo Kylo Ren del episodio VII ya apuntaban a ello. Seplantea muy claramente que la idea sobre la que queremos cerrar la saga es muy distinta a la que podíamos esperar, y esto depende más de los personajes que de la Providencia o la fuerza.

A mi, personalmente, me compensa el riesgo, y, aunque ya digo que no me parece una peli del todo redonda, si que da un paso con el que la saga puede ir mucho más lejos. Ahora veremos si de verdad compensa romper una mitología consolidada o si han tratado de abarcar más de lo que podían apretar. Ojalá sea la primera opción.

 

Autor: craselrau

doctor en ciencias políticas, friki, cocinillas y bloguero. Analista web y colaborador en todoseries.