En la actualidad vivo en París desde hace 4 años. Es donde hago mi vida, mis hijas crecen aqui y atesoro momentos realmente preciosos. Lo cierto es que mi historia con esta ciudad es algo más antigua, porque cuando llegué como Erasmus en el año 2000, sin dinero, ni casa ni medios para alquilar prácticamente nada, acabé viviendo en uno de esos suburbios que ardieron en 2005. Entonces fue una ciudad a la que odié (es una ciudad muy excluyente con los pobres, con los que no son “franco-franceses” y con los pobres no franco-franceses sobre todo) a la que amé (gané una libertad y una independencia para mí impensable en Madrid) y luego me volví. Ahora, siendo una ciudad con muchas cosas incómodas (el tráfico, los modales impostados, las oleadas de turistas), es también donde oí las primeras palabras de mi hija pequeña, o dondeenseño a la mayor a montar en bici. En resumen, es la ciudad en la que llevo mi vida y en la que, por complicado que sea todo, cuando te descuidas, en uno de los raros días de sol, encuentras la cúpula de la Ópera o la Torre Eiffiel, y te parece estar viviendo en un sueño. Es por eso, que el dolor de estos atentados nos toque a todos los que vivimos aquí de una manera algo distinta, incluso habiendo vivido el 11-M o los atentados anteriores.
Historia de los atentados en Francia.
Llevo aquí desde 2012. Ese año un hombre decidió que los niños judíos eran culpables de la situación de palestina, se metió en una guardería y mató a varios de ellos junto a sus profesores. Ese tipejo, luego mató a un policía y después decidió volarse y llevarse por delante a todos los que pillaba por ahí. En aquellos días, víspera de las elecciones que darían la victoria a François Hollande, sabiendo en Francia que hay un problema enorme de integración con la población pobre de origen magrebí, el problema provocó pánico pero se entendía (más o menos) como un lobo solitario.
Un poco después, otro individuo intentó matar a un militar con un cutter en el metró y a dos periodistas del Liberation en su propia redacción. Lo inconexo del caso y su situación mental (parece que bastante perturbada) hizo que el pánico fuera algo menor.
El premio gordo fue el de enero de este año. La laica Francia (un poco menos laica de lo que cree que es, mis hijas comen pescado todos los viernes en el cole), vivió un autentico horror: dos personas entraron en la redacción de Charlie Hebdo, mataron a sangre fría a todo lo que pillaron por delante, incluido a un policía luego, y acabaron por encerrarse en una imprenta (unos días después y matarse). A la vez, y entendiendo esto como la revolución islámica, otra persona decidió provocar un accidente de tráfico y esperar a que viniera la policía para matar a uno o dos de ellos. Ese mismo individuo se metió en un supermercado y cogió rehenes, matando a muchos de ellos, en un supermercado kosher.
En agosto otro individuo se metio en un tren de Amsterdam a París y en mitad de la marcha emprendio a tiros con el pasaje, con la suerte de que varios soldados de permiso lograron reducirle. De no ser asi, habriamos tenido decenas de victimas.
Y este viernes, de momento, llevamos 129 victimas.
La arbitrariedad de que te maten.
Lamento llevar la contraria a mucha gente que tiene la claridad etica y moral de valorar y sentirse afectados todas las muertes por igual, pero, al menos yo, me veo mas afectado por la muerte de gente que está más cerca. Posiblemente sea peor persona por ello, y esto no es cinismo, simplemente soy asi y espero que la gente sea así. Entiendo que en China estén más afectados por la explosión de una fábrica química que mata a miles de personas, que a los mexicanos les duela más la muerte de los normalistas, o que los libaneses lloren más por un atentado. Sentimos más el dolor de aquello con lo que nos identificamos más. Cuando el viernes pasado un par de individuos iban disparando a la gente que tomaba algo en las terrazas de la zona de Saint Martin, no me mataron ni a mi ni a mi familia por el simple hecho de hacerlo ese dia y no dos domingos antes. Si las personas que se volaron en Saint Denis en lugar de un dia de futbol, lo hubieran hecho un sabado por la tarde, habria tenido posibilidades de estar directamente muerto. No hablemos de si me hubiera gustado el Death metal (me dice mi amiga Paula que Eagles of Death Metal son de Hard Rock, así que creo que el nombre no es muy preciso).
Lo terrible de todo esto, con lo que ahora tenemos que vivir las personas de Paris, es con la condicion de que un día alguien nos mate por el hecho de estar en Paris. Evidentemente no es necesario que seamos judios, ni militares, ni periodistas ni comicos, porque simplemente es irrelevante. Las personas que realizan estos actos no odian a un colectivo en concreto: desean la eliminacion absoluta de todo el mundo que no sea ellos por el simple hecho de no ser ellos. me temo que no hay discurso pacifista como el de Doctor Who a los Zygons de este año, porque no hay paz posible para ellos mientras existamos. Asi lo demuestran en Siria, Libia, Libano y en Irak con mujeres, catolicos homosexuales o cualquier colectivo impuro. Sin embargo, por el motivo que sea, en Paris somos especialmente atractivos para ellos. ¿Por que? ni lo se, ni realmente me importa, ni creo que sirva de mucho saberlo: nos quieren matar y punto.
De esta manera, igual que ocurre en The Leftovers, en realidad, de vez en cuando nos recuerdan en Paris que si sobrevivimos es pura chiripa, porque basta con estar en un sitio que estimen adecuado para que te maten porque te odian y tienen armas. Nuestra vida, nos guste o no, no vale mucho mas que la oportunidad de que no nos toque que nos disparen. Eso si, afortunadamente, aun no han podido hacerlo de manera masiva.
La racionalizacion de la desgracia y el consuelo.
En The Leftovers se ve bastante claramente el conjunto de actitudes que estamos viviendo estos dias. Por un lado tenemos la gente que busca algun tipo de explicacion simple y complaciente, igual que los que en la serie de Perrota creen que los “desaparecidos” han sido elegidos. Hay grupos que hablan de heroes, de martires, de gente ejemplar, cuando de lo que hablamos es de personas que, si pudieran, habrian hecho cualquier cosa en vez de morir.
Tenemos a los “Hipster” del desastre, o los Sommeliers de la tragedia, que convierten a los que no hemos muertos (en lugar de los asesinos) en culpables. Esta semana he tenido la suerte de ser acusado por conocidos y amigos de, por ser occidental y capitalista propiciar esta matanza. He visto por ahí las fotos de las Azores olvidando quién representó la oposición a esa foto en occidente. El razonamiento es que el capitalismo es tan malo como para convencer a un tipo de las afueras de Paris de meterse en una sala de conciertos e ir ejecutando una a una a personas desarmadas. Seria algo asi como considerar que el culpable del holocausto judio es el tratado de Versalles, como si cualquier acuerdo de paz abusivo con el derrotado hubiera servido de coartada para el exterminio sistematico de una etnia.
La otra version de esto es los que acusan de sentirse mas proximos de Paris que de Siria (lo que es mi caso). Deberian estar al corriente de que es precisamente la preocupacion de la opinion pública francesa sobre Siria e Isis la que hicieron que el gobierno frances cambiara su posición en el tema Sirio atacando posiciones de Isis. . Los franceses estaban lo bastante preocupados por las muertes en Siria (mucho mas que los españoles, os lo aseguro), eso si de las mujeres, niños, y personas no ISIS que ha servido de pretexto para matarles. Y digo pretexto, porque si no fuera este, seria otro motivo: nos quieren muertos.El califato llamó a todos sus simpatizantes a atacar a Francia siempre que tuvieran ocasión generando el mayor daño posible. Este tipo de personas que culpan a las victimas (o potenciales victimas) son los Guilty Remnants de The Leftovers, algo que nunca había entendido en toda su extensión hasta esa semana.
El caso es que, en realidad, todos somos un poco Nora Durst (al menos en Paris). Lo creais o no, desde enero de este año, el nivel de seguridad en la ciudad era tan alto que habia militares al lado de la casa de mi suegra porque vivia un rabino, mis hijas no han podido ir de excursion con el colegio por el riesgo de atentado hasta despues del verano, los coches militares pasean por la calle y los dispositivos de seguridad de los periodicos son parecidos a los de un gran banco. Esto estaba muy cerca de ser lo mejor que puede lograr protegerse el estado de derecho, y nos cenamos el viernes 130 muertos. No somos capaces de culpar al gobierno, porque hace lo maximo que puede (el dispositivo de seguridad para vigilar a los posibles yihadistas supone uno de los puntos que agravan el deficit frances), ni tampoco (a no ser que seas un chalao malnacido) a los musulmanes (mas numerosos y visibles en Francia que en España). Solo podemos culpar a quien hace esto, porque son estas personas quienes ponen todos sus medios para matar a la gente que vive en Paris, sean quienes sean y piensen lo que piensen.
Pero con diferencia, lo peor de todo, es que solo podemos esperar que no haya mas, porque, de lo contrario, sabemos que estan dispuestos a todo para seguir con su mision, y en eso, de momento, no somos capaces de protegernos. En el fondo, todos en Paris estamos como Nora Durst cuando ve las desaparciones de Jarden: asumiendo que nunca, en nngun sitio, estaremos seguros de perder a los que queremos.