Poder y series

Política para seriéfilos

Todos hemos sido (un poco) Jasmine

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¿Podemos o Ciudadanos?

¿Podemos o Ciudadanos?

Aunque el blog se llame Poder y series , en ocasiones saltaremos al cine para explicar eventos políticos de mayor relevancia de la manera más comprensible. En este caso utilizaremos Blue Jasmine de Woody Allen para explicar las elecciones del 24-M, que posiblemente den el aldabonazo al modelo político bipartidista de la Transición. El post tiene espoilers sobre la trama de la película.

Si hay algo que ha caracterizado el sistema político español desde 1978 a la actualidad ha sido la articulación en torno a dos grandes partidos de índole nacional: uno con índole más conservadora y otro con una filosofía algo más progresista (no utilizaré socialista por la ambigüedad del término y, desde luego, no es socialdemócrata pura por cuestiones de elección de élites y relación con el sindicalismo) con una fragmentación en el eje nacional-subnacional. Este sistema ha sido estable durante la friolera de 36 años (más o menos), pero las elecciones de este domingo rompen este modelo con la consolidación de otras opciones políticas de carácter nacional con capacidad de gestionar gobiernos. Podríamos decir que este cambio empezó con las Elecciones Europeas de 2014, pero dada la relevancia de esas elecciones, en las que Ruiz Mateos llegó al parlamento, vamos a decir que la “seriedad” del voto y sus consecuencias no son las mismas.

Parece ser que el electorado español (al menos una parte muy relevante) ha decidido pasar página de una relación que, al menos los últimos años, no ha sido muy satisfactoria para una de las partes. Pero ¿por qué ha sido esto? En mi opinión el trabajo de Woody Allen en Blue Jasmine nos puede dar un ejemplo claro de lo que ha pasado.

El pacto social: el matrimonio de Jasmine.

 

Jasmine es una mujer de origen humilde que se ha casado con un hombre que ha hecho fortuna. Su nuevo estatus le permite llevar una vida con la que no habría soñado e incluso mirar por el hombro a su hermana. Evidentemente su matrimonio no es perfecto, el amor no es lo que era, y, en el fondo, sabe que ese dinero no es del todo limpio. Es decir, no puede saber efectivamente que su marido es un delincuente, pero intuye que su fortuna no es del todo limpia.

Como ya hablamos en el post de Fargo, el pacto social que configura el sistema de selección de las élites tiene que generar algún tipo de beneficio para todos. Estos beneficios pueden ser muy primarios (que no te saqueen los Hunos), o pueden ser más complejos y avanzados (tener casa, estudios, salud, etc.). Dentro de dicho pacto, en el que hay una cesión efectiva de poderes y un sistema no violento de sucesión en el poder (o no masivamente violento, porque el imperio romano tenía su pacto social, pero, desde luego, la sucesión de las élites solía ser muy violenta entre ellas), el sistema debe mantener un equilibrio en sus condiciones originarias.

En el modelo español podríamos decir que a partir de 1978 ha habido un crecimiento sostenido que ha beneficiado al conjunto de la sociedad. Se ha consolidado la Seguridad Social, la educación universitaria se ha expandido, las pensiones son universales, tenemos autopistas, AVE, etc. Claro está que había sus problemas, como por ejemplo casos de corrupción (la gran eclosión de principios de los 90), o la crisis de 1993. Sin embargo el sistema seguía siendo principalmente beneficioso para la gran mayoría de los ciudadanos.

¿Se sabía que había una corrupción generalizada? En mi opinión, se sabía que había corrupción. Todo el mundo conocía a alguien que conocía a alguien, pedía un favor en un momento dado y, a todas luces, los casos de corrupción de todos los niveles de gobierno han sido una constantes desde los 90 hasta ahora. Sin embargo, la mayoría de la sociedad no se echaba al monte: Jasmine no pidió el divorcio.

La crisis y la humillación

 

Hay un momento en el que Jasmine niega lo obvio: que su marido le engaña. Mientras que a ojos de todo el mundo ella es una víctima ajena a lo evidente, ella, en el fondo sabe la verdad. Sin embargo hay un momento en el que la humillación es tan grande que no lo soporta más, y, en lugar de pedir el divorcio, lo que hace es delatar a su marido. No quiere seguir su camino, quiere que su marido pague por la humillación sufrida a ojos de todos sus conocidos.

En España la crisis económica de 2008 ha dañado en mucho los beneficios del pacto social para la mayoría de la población. Un alto número de parados, centrado especialmente en los jóvenes, una pérdida de derechos consolidados como la sanidad universal, o la depreciación (literal) de otros, como las pensiones, han afectado de manera directa a los beneficios de dicho pacto. Hasta la fecha la sensación las necesidades más básicas y el futuro cubierto, y, en muchos casos, el modo de ahorro fundamental de los españoles (la compra de vivienda), garantizaba que por  muy mal que fuera todo, la miseria no llegaría a tu puerta.

En esta crisis las soluciones establecidas (de manera poco autónoma, todo hay que decirlo), por parte del PP y del PSOE no han estado a la altura de las expectativas de los ciudadanos. Esto ya es un primer paso, pero es posible que no sucediera nada al respecto, salvo un castigo electoral  significativo (aunque los errores de los dos, uno tras otro, dificultaría el voto de castigo excluyente). El gran problema es que, simultáneamente a esta crisis, en la que la gente pierde sus casas, y se bajan las pensiones, los casos de corrupción han explotado estridentemente.

En sólo 7 años hemos tenido los ERE, Bárcenas y Gürtel, por no contar el dramático caso de Bankia. Nos hemos encontrado con el hecho de que las élites no cubren nuestras necesidades , además, que una parte muy importante del dinero se lo han quedado. Podríamos aceptar la crisis, e incluso una parte razonable de corrupción, pero simultaneamente una corrupción multimillonaria, una crisis enorme y la sensación de impunidad que da el sistema penal español (recordemos que el único condenado por Gürtel hasta la fecha es Garzón, y de Bankia es Elpidio Silva), es demasiado para el ciudadano.

Un nuevo comienzo.

¿Significa que una purga como la de Jasmine resolverá los problemas de los ciudadanos? Posiblemente no. Jasmine, a lo largo de la película (porque la delación de su marido es algo que solo sabemos al final), pasa por todo tipo de humillaciones. Un “pretendiente” que es poco menos que basura y que la trata peor que tal; un intento de una nueva relación en la que tiene que ocultar su pasado marcado por su marido…

En el caso de España, ¿significa que Podemos, o Ciudadanos serán la resolución a los problemas? Me temo que igual que pasa con Syriza, en caso de serlo, será a largo plazo. El cambio sistémico que viene a ambos paises como resultado de la crisis no va a ser ni pequeño, ni breve ni cómodo. Posiblemente, los años de ajustes económicos y problemas no se acaben  tan rápido como quisiéramos (la economía, como los transatlánticos tienen una inercia considerable), así que lo que venga será incómodo, feo, y muchas veces echemos de menos los alegres años 90 y 2000 (quién nos iba a decir que los llamaríamos alegres).

¿Significa esto que acabar con el modelo que, como dicen PP y PSOE “ha llevado a la etapa más próspera y democrática de España” es un error? Realmente, en términos de soberanía hablar de error no es pertinente, porque se trata voluntad y no de razon. Sin embargo hay que considerar que las decisiones de un colectivo (por mayoritario que sea), no tienen por qué ser aceptadas de buen grado por el resto. Al final de la película el hijo de Jasmine despacha a su madre porque, por muy válidas y dignas que pudieran ser sus razones, su decisión le acarrea a él también consecuencias importantes. En este caso, aunque se diera el caso de un cambio de preferencias políticas en las que dominaran los partidos que llamamos “nuevos”, un colectivo muy importante de personas se sentirán ajenas del nuevo sistema (tanto como muchos de los votantes de estos partidos nuevos son totalmente ajenos al anterior), lo que consolidará un cleavage entre estos y los primeros. En todo caso, lo que es mas que probable es que,igual que Jasmine no volvería atrás por muy mal que le vaya, los que han dado el salto a los partidos nuevos no volverán a los antiguos.

Estas elecciones, al igual que en la película de Kate Blanchett, no son el final de algo, sino el principio de algo muy distinto a lo que hemos vivido hasta ahora. La cuestión es hasta que punto estaremos cómodos con la nueva vida que elegimos por el cansancio de un sistema en el que, directamente, muchos se han sentido robados.

 

Autor: craselrau

doctor en ciencias políticas, friki, cocinillas y bloguero. Analista web y colaborador en todoseries.